«Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar»
Hemos vivido en el seno de nuestra Hermandad Sacramental la II Semana Eucarística dedicada a adorar y alabar a la presencia de Jesús en la Eucaristía.
La iniciamos el domingo procesionando a Jesús del Amor por las calles de nuestra feligresía a los sones de la AM Oliva de Mérida envuelto en fragancias de romero y acompañado por la comunidad parroquial de la que nos sentimos formar parte. El recorrido procesional, nuestro «Corpus Chico», lo finalizamos con la celebración de la misa dominical tras la cual trasladamos a Jesús del Amor de su paso procesional al altar de culto dispuesto en el presbiterio de la Iglesia. Durante esta semana Nuestra Señora del Patrocinio ha permanecido en el cenáculo acompañada por los apóstoles, donde el domingo pasado recibieron la venida del Espíritu Santo en la solemnidad de Pentecosté.
El lunes dimo inicio al solemne triduo que celebramos en su honor para ir adentrándonos cada vez más en el misterio de la Eucaristía de la mano de nuestro director espiritual, comprendiendo cada día mejor lo que signifca que Dios es Amor.
El miércoles a través de la música, tuvimos una experiencia que nos enriqueció desde el interior a través de la reflexión de Pedro Monty y José Ramón Vázquez.
El jueves ya se ha hecho tradición, en este corto recorrido, que realicemos el Concierto Eucarístico. En esta ocasión estuvo a cargo de la coral Augusta Emerita y nuestro coro parroquial de San José contando con un gran acompañamiento musical.
Hemos finalizado esta semana dedicada en el seno de la Hermandad a la Eucaristía, acompañando la junta de gobierno con nuestro guión sacramental a Jesús Sacramentado en la procesión del Corpus Christi por las calles de Mérida. Nuestra posición en el cortejo procesional ha estado en el tramo conformado por las asociaciones sacramentales de la ciudad, antecediendo a las andas que portaban la custodia.
Lo más destacable de esta semana llena de magia es el enriquecimiento que nos llevamos amando cada día más la Eucaristía, auténtica presencia de Dios, y que hemos vuelto a hacer hermandad. Cada uno ha estado en su sitio, haciendo lo que tenía que hacer y recogiendo el fruto del crecimiento de nuestra querida Hermandad.
Vale la pena ser de la Cena!
Angel de las Heras García de Vinuesa
